El monacato tardoantiguo de Iberia: sus orígenes e influencias
Resumen:
En el siglo XI el monacato ibérico se ‘regularizó’ y abrazó, aunque en muchas ocasiones por imposición regia, la costumbre benedictina. Desde sus orígenes en los siglos IV y V, la naturaleza de la vida monástica en la Península Ibérica evolucionó de forma continua y desarrolló una identidad propia. Los siglos VI-VII fueron un momento clave en esa evolución gracias a Martín de Braga, Isidoro de Sevilla y Fructuoso de Braga, entre otros. Según Ildefonso de Toledo, fue el monje Donato el que en el último cuarto del siglo VI introdujo en la península la costumbre de seguir una regla y fundó el monasterio Servitano. En este estudio, me dedicaré a exponer las influencias tangibles sobre el crecimiento del monacato ibérico que tuvieron los movimientos monásticos, las reglas y las costumbres de otros lugares, y a profundizar en el desarrollo único de las identidades monásticas ibéricas y de los entornos monásticos.